Fue un verdadero modelo de gobernante, de creyente, de
padre, esposo y amigo. Emprendió la construcción de la bellísima catedral de
Burgos y de varias catedrales más y fue el fundador de la famosa Universidad de
Salamanca. San Fernando protegió mucho a las comunidades religiosas y se
esforzó porque los soldados de su ejército recibieran educación en la fe.
Instauró el castellano como idioma oficial de la nación y se esmeró para que en
su corte se le diera importancia a la música y al buen hablar literario.
En sus cartas se declaraba: "Caballero de Jesucristo,
Siervo de la Virgen Santísima, y Alférez del Apóstol Santiago.
Propagaba por todas partes la devoción a la Santísima Virgen
y en las batallas llevaba siempre junto a él una imagen de Nuestra Señora.
Este gran guerrero logró libertar de la esclavitud de los
moros a Úbeda, Córdoba, Murcia, Jaén, Cádiz y Sevilla. Para agradecer a Dios
tan grandes victorias levantó la hermosa catedral de Burgos y convirtió en
templo católico la mezquita de los moros en Sevilla.
Fue canonizado en 1671 por el Papa Clemente X.